miércoles, 4 de noviembre de 2015

«Los Castro han ganado a EE.UU.:
acabarán muriendo en la cama»

Una entrevista de Carmen Muñoz en ABC

Norberto Fuentes, entre Fidel y Raúl Castro en la década de los ochenta.
(Copyright © 2015 Norberto Fuentes.)

Norberto Fuentes (d), con Gabriel García Márquez y Raúl Castro.
(Copyright © 2015 Norberto Fuentes.)

Raúl Castro y Norberto Fuentes (Copyright © 2015 Norberto Fuentes).

Norberto Fuentes y Fidel Castro (Copyright © 2015 Norberto Fuentes).


Norberto Fuentes (La Habana, 1943) se considera dos veces disidente: del exilio de Miami -donde reside- y del régimen comunista cubano. El autor de origen burgués, «metodista, boy scout y fan de Elvis» vio en la revolución castrista «una oportunidad única de tener una experiencia para escribir». Llegó a ser referente intelectual, amigo y confidente de los hermanos Castro, sobre todo en la década de los ochenta. Pero cayó en desgracia dos veces. La primera tras escribir «Condenados de Condado», «el primer libro disidente que se publicó en Cuba (1968)», recalca Fuentes. La segunda, y definitiva, ocurrió después de que Fidel Castro ordenase fusilar en 1989 a su amigo del alma el coronel Antonio de la Guardia, entre otros, en una trama de narcotráfico y corrupción (caso Ochoa) que marcó un antes y un después de la dictadura cubana. Norberto Fuentes fue entonces recluido en su casa, se declaró en huelga de hambre e intentó huir de la isla como balsero, hasta que medió Gabriel García Márquez y en 1994 pudo salir del país. «Yo lo único que quería y quiero es escribir. La bronca de Fidel conmigo era por motivos ideológicos, la del exilio conmigo es por intereses mucho más bastardos, la contrarrevolución es un negocio y yo no entro en eso», explica sobre su doble disidencia. Norberto Fuentes acaba de publicar la versión reducida de «La autobiografía de Fidel Castro» (Stella Maris), donde recurre a las confidencias del expresidente cubano, a fuentes de archivo y a testimonios orales para revelar intimidades y cómo pensaba en momentos cruciales el hoy anciano líder del castrismo.

—¿Cómo cree que Fidel Castro lleva el deshielo entre Cuba y Estados Unidos?

—Siempre estuvieron previendo esto, siempre lo quisieron. Es el objetivo final, el restablecimiento de las relaciones.

—¿Considera que la Cuba castrista ha ganado el pulso a EE.UU.?

—Sí, totalmente. También depende de a lo que llamamos ganar. Si resistir es vencer, llegar a los 50 años de un proceso en el cual la isla está destruida, la economía no tiene mucho que enseñar... Es una victoria personal, sobre todo de Fidel Castro. Vencieron en que se van a morir en el poder, en Cuba en una cama, sin que nadie los arrastre ni los cuelgue de una farola. «La relación entre los dos hermanos, por parte de Raúl, fue la de un golpe de Estado en estado latente»

—¿Prevé que el Congreso de EE.UU. levante pronto el embargo, como ha pedido Barack Obama?

—Es el momento de arreglar un problema por el que abogan desde hace tiempo mucha gente en EE.UU. La derecha, los congresistas cubanoamericanos lo que quieren es hacer negocio, todo es un problema de dinero.

—¿El embargo es la excusa que justifica muchas cosas en Cuba, como el subdesarrollo?

—No es que justifique, es una mecánica inherente de la revolución. El contragolpe, si tú me golpeas, yo avanzo. En el proceso de la revolución cubana fue definitiva la invasión de Bahía de Cochinos, consolidó el poder de Fidel Castro para siempre.

—¿Por qué cree que el Papa Francisco visitó a Fidel Castro en su casa, se entrevistó con Raúl Castro y no recibió a los opositores en su viaje a la isla de septiembre?

—Los opositores no significan nada, no tienen poder ninguno. Francisco es muy hábil políticamente. Es el «broker» de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. El Papa fue a verlo por otras cosas, no por el poder, porque Fidel no tiene ninguno. Fue a verlo porque quería tocar la historia. Es latinoamericano y conoce el escenario.

—¿Qué hubiera sido de Cuba si Castro no hubiera ordenado fusilar al general Arnaldo Ochoa en 1989, acusado de una trama de corrupción y narcotráfico?

—Fidel Castro delimitó hasta dónde estaba dispuesto a llegar y a hacer. Cuanto tú empiezas a matar a compañeros, las cosas son diferentes. Lo que me hace romper con Fidel Castro no es la revolución ni el camino que toma sino el camino que toma él. Fue hasta aquí llega mi compromiso contigo, que mataste a mi hermanito (su amigo Antonio de la Guardia), con razón o sin razón. «Fidel Castro tenía todo el poder del mundo»

—¿Fidel Castro era el capo del cártel de la droga de Ochoa?

—Iba a jugarse su poder haciendo de capo a 90 millas de Estados Unidos? No hubiera durado 53 años. Fidel Castro personalmente no tenía un centavo, el cártel de Ochoa tenía más dinero que la República de Cuba. Pero una cosa es el poder y otra el dinero. ¿Para que iba a meterse en algo peligrosísimo, en el que las ganancias son nada comparado con lo que él lograba? Él tenía todo el poder del mundo.

—¿Trabajó usted para los servicios secretos cubanos?

—Prefiero dejarlo en la leyenda.

—Describa a Fidel Castro, con sus defectos y virtudes.

—Inteligente, muy intuitivo políticamente, con una visión casi parapsicológica de lo que puede ocurrir, con mucha cultura política. Todo lo demás son defectos: vanidoso, obstinado a veces, deja las cosas inacabadas.

—¿Fue precoz en todo? En el libro explica que tuvo su primera relación sexual con una criada a los siete años.

—Le dijo a una periodista que perdió la virginidad a los 7 años. Luego yo reconstruí la historia verídica, fue con una criada que se llamaba Nereida.

—¿También fue un gánster precoz?

—Tenía que ser un duro entre los duros. Las circunstancias lo educaron así, no nació con una pistola en la mano. Él llegó a una universidad de gánsters precoces, donde era lo que primaba. El también fue un gánster precoz, si él no se hubiese armado no hubiéramos tenido a Fidel Castro.

—¿Fidel y Raúl Castro siguen teniendo grandes broncas o el hermano menor lleva totalmente las riendas del poder desde que el mayor enfermó en 2006?

«Las broncas entre los dos hermanos eran de coger palco»

—Eso está totalmente apagado. La bronca que yo publiqué en ABC, «De repente en el verano» (30-7-2010), fue la última que tuvieron los hermanos. Raúl le dijo: «O te dejo aquí mismo o no jodes más», y ahí se acabó Fidel Castro, fue su último intento. Las broncas eran de coger palco.

—¿Fidel Castro no destruyó a Raúl Castro porque era su hermano?

—Sí, eso dice él. Fidel siempre ha querido destruir a mucha gente de su alrededor. Con el caso Ochoa tuvo una bronca tremenda con Raúl porque era el que estaba más arrimado a la perestroika y con todo lo que llevó a Fidel a hacer el montaje de la Causa número 1. Le dijo: «No te fusilo porque tú eres mi hermano, pero eres el responsable de todo esto que está pasando». Raúl estaba entusiasmado con la perestroika, se entusiasmaba con todo lo que fuera quitarle a Fidel su poder. Por parte de Raúl la relación entre los dos fue la de un golpe de Estado en estado latente. Desde siempre. Ahora ya no, es todo lo contrario.

—¿Entonces en Cuba mandan Raúl Castro y los militares?

—Manda Raúl Castro, tiene claro que va a gobernar hasta que se retire; luego será problema de otros. Dentro de dos o tres años habrá un poder colegiado. Todos son militares. Es una revolución cuya característica fundamental es el carácter militar. Va a ser algo parecido a China. No hay ningún problema en la sucesión. Raúl se apoya en los militares, los está preparando, pero el poder es totalmente suyo. El poder de Raúl es la garantía de la vejez tranquila de Fidel, de que muera en paz.

—¿De quién era más amigo, confidente y referente intelectual, de Fidel o de Raúl?

—Yo era amigo de los dos, pero admiraba muchísimo más a Fidel. Con Raúl tenía un tipo de conversación, con Fidel tenía otro.

—¿Raúl Castro era más dado a hacerle confidencias porque bebía más?

—En un momento determinado creo que Raúl hasta se alcoholizó. No quiere decir que no sean personas muy inteligentes, muy hábiles, que por tomarse un traguito vayan a soltar... Son productores permanentes de confidencias para todo el que esté a su lado. Les encanta, sobre todo a Fidel, hablar de lo que han hecho.

«Este régimen no tiembla con nada, tiemblan los enemigos»

—¿Se guarda confidencias que harían temblar al régimen?

—Ese régimen no tiembla con nada. En esos casos de poder absoluto casi siempre las confidencias a quien ponen a temblar es a los enemigos o a los colaboradores. No a ellos dos, están por encima.

—¿Qué sucederá cuando Fidel y Raúl Castro mueran? ¿La sucesión está atada y bien atada?

—Sí, y más les vale. ¿Sabe quién va a ayudar enormemente, decididamente, a que no pase nada en Cuba? Estados Unidos.

—Raúl Castro ha manifestado que en 2018 se retira. ¿Convocará elecciones libres?

—Si llega vivo, se retira. Él ya cumplió su misión, si los nuevos en el poder quieren elecciones libres, es problema de ellos. Va a ser lo mismo porque ya en ese momento la lucha entre revolución y contrarrevolución dejó de existir. Da lo mismo que sea el canciller (Bruno Rodríguez) o (la disidente) Yoani Sánchez.

—¿Cómo ve a Cuba en una década? Con un sistema económico y político tipo Vietnam o China?

—Va a ser un emporio de riqueza, casinos y hoteles. Y en menos tiempo también. Vamos a terminar como comenzamos, solo que ahora vamos a terminar como marxistas-leninistas. Sí, el fin es el modelo chino o vietnamita, pero más sabroso porque estamos más cerca de Estados Unidos.

—¿Qué pasará con los cubanos de Miami?

—Vamos a ver si aprenden a despolitizar los negocios. Cuando los cubanos de Miami aprendan a despolitizar los negocios, las puertas de Cuba se les abrirán.

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Esta es la versión extensa de la entrevista de Carmen Muñoz publicada el 2 de noviembre de 2015 en el portal digital de ABC. Para ver en formato PDF la versión más corta publicada en la edición impresa cliquee aquí.